
Sabíamos no decirnos nada, conservando en apariencia, una amistad consolidada. Sabíamos no exigirnos mucho.Hola. ¿Qué hacés?, convidame un pucho, que me tenés abandonada. Vos con tu mochila a cuestas, yo con la excusa perfecta, para charlar de pavadas. Nos hizo un guiño san telmo, un poco de humo en el medio, y enloquecieron las miradas.