Archivo del blog

sábado, 13 de diciembre de 2008

"Mi padre estaba embriagado de alegria al verme libre de la vergüenza que significaba estar envuelto en un cargo criminal y de que se me permitiese regresar a mi país natal. Yo no compartia estos sentimientos;para mi las paredes de los calabozos no eran mas odiosas de lo que podian ser las de un palacio. Mi vida estaba arruinada para siempre, y aunque el sol brillara sobre mi, como lo hacia sobre los hombres felices y de corazon alegre, no veia otra cosa a mi alrededor que una densa y temeraria oscuridad , a la que no llegaba luz alguna que no fuera la reflejada en dos ojos que me miraban.
Alguna veces, sentia realmente deseos de felicidad y pensaba con melancólica alegria en mi querida prima, o añoraba, una una devoradora meladie du pays, ver una vez mas el lago azul y el rapido Rhone, que habia querido tanto durante mi infancia;pero el estado general de mis sentimientos era de una apatia tal que una prision hubiese sido una residencia igual de apreciada que el paisaje mas divino, y este estado era solo ocasionalmente interrumpido por accesos violentos de angustia y desesperacion.En esos momentos intentaba poner fin a una existencia que detestaba, y para evitar que cometiera algun temerario acto de violencia requeria una atencion y vigilancia permanentes.Pero aun tenia un deber que cumplir, que, al recordarlo, dominaba mi egoista desesperacion."